¿Estamos condenados por crecer?
Hace cincuenta años una computadora del MIT remplazaba a pitonisas y adivinos en su histórica tarea de predecir el futuro. Alarmados, los periódicos inundaban las calles con titulares que decían algo así como: Un computador predice el fin del mundo. Esa premonición no era resultado de la posición de los astros, ni de las formas